Hablar del Gilillo, (sierra de Cazorla), es hablar de uno de los picos por el que uno siente cierta debilidad. No destaca
especialmente por su altura, ni por tener aristas afiladas. Tal vez, sea su cercanía
a mi casa, lo que le hace especial, o simplemente, son los
buenos momentos que he vivido, cada vez que anduve por sus inmediaciones. Lo
cierto, es que no dudo en acercarme a él, cada vez que se presenta ocasión. Por
ese motivo, cuando hace unos días me dijeron, vamos al Gilillo, solo pregunte,
¿Cuándo y por dónde?
La Raya de
Peñaflores, es el
lugar elegido, uno de esos caminos secundarios, que en tiempos no muy
lejanos
fueron usados por los serranos para sus
desplazamientos, en su quehacer diario. Partiendo de la vieja casa
forestal del
Chorro. Una pequeña senda relegada al olvido, se adentra en el pinar,
algunos de sus tramos se adivinan con facilidad, mientras
otros, cuesta adivinar por donde
transcurren y hay que dejarse llevar por el buen hacer de JR.
Mientras alcanzamos
el collado de La Cuerda, de cuando en cuando
asoman ante nosotros Quesada
y Peal de Becerro, inmersos en un mar de olivos. Sin grandes
sobresaltos, nuestra senda va
ganado altura y cuando queremos darnos
cuenta, nos encontramos ante una inmensa
pradera cubierta de vegetación de alta montaña, con vistas al valle
del
Guadalquivir, momento que aprovechamos para recrearnos y disfrutar de
este lugar, al tiempo que pregunto por el nombre de todos los picos
que asoman en
el horizonte, destacando sobre todos ellos, La Cuerda de Los Agrios.
Sin una senda
definida, debido a
la abundante vegetación, seguimos en línea recta en busca
del Gilillo, donde tenemos una amplia panorámica de casi todo el
parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Tras las fotos de rigor,
bajamos al puerto del mismo nombre y compruebo con pesar, el estado en
el que se encuentra el refugio
que allí se encuentra. Un refugio que tantas veces he utilizado, para
descansar o protegerme de alguna tormenta traicionera. No alcanzo a
entender,
cómo es posible que la administración deje este lugar en un estado tan
lamentable, y no se acondicione
para el uso de pastores y senderistas que pasamos por este lugar.
Pero toca seguir camino, y esta
vez lo hacemos por uno más principal, que nos llevara hasta la misma Iruela, (eso será otro día), no es ese, el objetivo de hoy y en un momento
dado volvemos a coger otra de esas sendas que algunos caminantes cabezotas, se empeñan en rescatar del olvido y
nos deja en el mismo lugar que empezó la ruta, la casa forestal del Chorro,
otro de esos rincones abocados a la más absoluta de las ruinas, pese a
encontrase en un lugar privilegiado.
Buscando la senda.
Por la Raya de Peñaflores.
Los Agrios.
El Gilillo.
Refugio del Gilillo.
C.F. El Chorro.
Ha sido una andada descansada desde la silla pero la he disfrutado a tope.- Gracias.
ResponderEliminarTrimbolera, da igual desde donde lo hicieras, lo importantes es disfrutar de la naturaleza.
EliminarUn saludo.
No me extraña que te guste, es precioso. Buen reportaje fotográfico. Un saludo.
ResponderEliminarUn placer saludarte de nuevo Carlos. Lo cierto es que ese lugar me hace pasar muy buenos ratos, por eso no me importa volver a él las veces que haga falta.
EliminarUn abrazo.
Bienvenidos los caminantes cabezotas. Que sean muchos. Cada día, más. Abrazos.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Salome, sean bienvenidos, y ojala vengan muchos como estos que aparte de rescatar viejos caminos, reparan toda fuente que sale a su paso, pues son el alma del camino y la vida del caminante.
EliminarUn abrazo.
Wonderful place! I envy that you live in that neighborhood :)
ResponderEliminarGreat place! Te envidio que usted vive en la zona :)-traductor de google :)
Thanks for your comment, On your blog, I see you're also a great lover of nature.
EliminarA greeting.
Gracias por tu comentario, Por tu blog, veo también eres un gran amante de la naturaleza.
Un saludo.