En esta ocasión, nuestro camino
se aleja de nuestras montañas, y nos acerca a Vizcaya, un lugar con el que tenemos
una cita pendiente.
Si algo prima en este pequeña
escapada, es la ausencia de las prisas. Simplemente, nos dejamos llevar por la
serpenteante carretera que sirve de lazo
de unión entre un lugar y otro, e iremos
disfrutando de cada uno de aquellos rincones que a cada momento salen a nuestro
encuentro, la frondosidad de sus bosques, el verdor de los prados, la belleza
de sus calas y pequeños pueblos pesqueros. Así, como la elegante arquitectura de sus
pueblos de interior, al tiempo que disfrutamos de la amabilidad de su gente y su rica gastronomía.
En definitiva, una pequeña
escapada que nos deja ese regusto, que nos hace pensar en una próxima visita.
San Juan de Gaztelugatxe.
Puerto de Bermeo.
Bermeo.
Mundaka.
Ermita de Santa Catalina.
Elantxobe.
Puerto de Elantxobe.
Teatro Arriaga.
Callejeando por el Casco Viejo.
Puente del Ayuntamiento.
Puente medieval de Balmaseda.
Plaza de San Severino.
Ayuntamiento e Iglesia de San Severino.
Ayuntamiento de Güeñes.
Curiosas esculturas.
Qué lugar, San Juan de Gaztelugatxe..., para vivir alejado de todo. Abrazos.
ResponderEliminarLo cierto Salome, que valorando el paisaje, cualquier lugar del norte es ideal para vivir. Sin menospreciar a otras regiones, pues cada una tiene su encanto.
ResponderEliminarUn saludo.