Quien viaja deprisa, pierde la esencia del viaje.

20.8.12

El Cancho de los Muertos.


Hablar de La Pedriza, es hablar de palabras mayores. Es uno de esos lugares, a los que de vez en cuando, me acerco con una mezcla entre respeto y veneración, pero ante todo, es un lugar para disfrutar de todos y cada uno de sus recovecos.
El Cancho de los muertos, es el objetivo de hoy. Una pequeña salida que apenas ocupara la mañana pero no por ello exenta de encanto, uno de esos lugares cargados de historias y leyendas, aunque en esta ocasión sea trágica; como suele suceder casi siempre que hablamos de bandoleros.
A poco más de una hora de Canto Cochino, encuentro el collado Cabrón, pero antes de llegar a él, el camino  da numerosos motivos para disfrutar, voy  viendo la sierra de Los  Porrones, La Maliciosa y ante todo la Cuerda Larga. Sera, que pese a estar en Agosto, el día anda  fresco o que  madrugue en exceso, el caso, es que esta parte del camino la realizo en solitario, y viendo lo seco que esta el terreno, vienen a mi memoria, las imagines  de otros pinares que hoy son pastos de las llamas.

 Cancho de los Muertos.

 Pasarela de Canto Cochino.



 PR-M1



 Texturas.


En las inmediaciones del collado esta el desvío para el Cancho, hoy un sitio clásico para los caminantes y antaño un recóndito lugar, apto solo para bandoleros. Según la leyenda, por esta zona se encontraba una famosa banda de malhechores, que en su día perpetraron el secuestro de una bella dama, pero antes de cobrar su rescate, como la carne es débil hubo una masacre entre ellos, por disputarse los favores de la desdichada –tal vez de ahí el nombre del lugar-. Lo cierto es que disfruto de todo él en completa soledad, y mi mente divaga buscando la zona por donde podrían estar dichos malhechores, aparte de otras cuestiones terrenales. El collado de La Dehesilla, El Tolmo, El pájaro y un sinfín de riscos se ven perfectamente desde aquí.

 Cancho de los Muertos.

La  Maliciosa y La Cuerda Larga.



 Collado de La Dehesilla.

 El Pajaro.

 La Momia.


Retomo mis pasos y vuelvo al collado, para desde allí, ya en cómodo descenso, dirigirme a la tan trillada autopista de La Pedriza, una vez en ella viendo que es temprano aun, decido subir hasta el refugio Giner y bajar por la orilla opuesta del arroyo de La Majadilla –al igual que en el resto de arroyos y fuentes, el agua en estos días brilla por su ausencia-. Esta parte del camino se hace entretenida, la maleza apenas deja espacio para pasar, aparte de rocas que hacen que las rodillas  se quejen de vez en cuando. El cielo se encapota y amenaza lluvia, con lo que toca  apretar  el paso y no  entretenerse, tiempo habrá para ver todos los riscos de esta zona, pues La Pedriza hay que ir conociéndola de poco a poco, sin prisas, para poder sacarle todo su jugo.




  Rio Manzanares.


4 comentarios:

  1. Impresionante, había visto reportajes sobre esa zona que no conozco, que preciosidad de fotografía, me encantan esas texturas y sobre todo la piedra, que formas más caprichosas. Excelente post. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Carlos.
      La Pedriza, es caprichosa en sus formas y eso forma parte de su encanto. Al tiempo, que está rodeada de historias, que no hay que olvidar. Por ese motivo mis vistas son espaciadas para empaparme de ella en su totalidad.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Hacía tiempo que no pasaba por aquí y me he sorprendido gratamente Paco, aunque sigo echando de menos tu sección literaria del antiguo blog.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Marisa, gracias por pasar.
      ¿Te digo una cosa?… yo también echo de menos la sección literaria. Y alguna vez, ronda por mi cabeza recuperarla.
      Un saludo.

      Eliminar