Como alguien dijo, en cierta ocasión;
"Continuamos avanzando, abriendo nuevas puertas y haciendo cosas
nuevas, porque somos curiosos y la curiosidad nos lleva siempre a explorar
nuevos caminos".
Nuestra curiosidad, nos lleva
de nuevo a recorrer los caminos de la sierra de La Cabrera, en compañía de
nuestros amigos del Cuadrón. El grupo está formado, por viejos conocidos y
alguna que otra nueva incorporación, que rápidamente, son uno más del grupo. El día, se presenta desapacible pese a la cercanía
del verano, pero eso, no es impedimento
para ponernos en marcha.
Mientras comentamos el plan a
seguir, fijamos la vista en nuestro primer
objetivo, y vemos que sobre sus paredes, pese
a lo temprano de la hora, se encuentran
colgados algunos escaladores, cual arañas pendiendo de un hilo. La subida hasta
el pico de La Miel, (1392m), no presenta
grandes problemas, más allá de algún repecho contestón, siempre y
cuando entremos por su cara norte, otra cosa es la sur, con sus grandes paredes verticales, que dejaremos para los anteriormente mencionados. Una vez en la
cima, y con mucha precaución, mirando al vacío, podemos
ver por debajo de nuestros pies,
a los escaladores colgando de la pared, en
pleno esfuerzo por llegar hasta donde
nosotros nos encontramos. Las vistas de toda la cuerda que recorreremos más
tarde, son impresionantes, pero por el
momento, poco más nos dejan ver las nubes, que hoy, lo cubren todo salvo una
pequeña porción de la sierra norte y el embalse del Atazar.
El camino hasta el collado del
Alfrecho nos lleva por el espaldar de La Cabrera, mostrándonos, todos y cada
uno de los canchos que forman esta singular sierra, el cancho del Águila, el de
la Bola, y el Gordo. Pero, si algo llama especialmente mi atención, es la falta de
arroyos o fuentes a lo largo de todo el recorrido, pese a la gran variedad
vegetal que encontramos a lo largo de todo el camino, así como una amplia colonia
de buitres que anidan en sus escarpadas paredes.
Las nubes nos van dando
cuartelillo, si bien tenemos la impresión que no sucede lo mismo en otras zonas
de la sierra. Llegados al collado del
Alfrecho, el camino ya es conocido y sabemos que todo es cuesta abajo, hasta
encontrarnos con el convento de San Antonio, lugar en el que Amaya, nos tiene
reservada una pequeña sorpresa. Una vez en el convento seguimos el llamado
camino de los huertos en busca del pueblo de La Cabrera, lugar donde dejamos
los vehículos, pero antes de eso, tenemos la gran fortuna de disfrutar de uno
de los ejemplares singulares de esta zona de la sierra, como es un gran tilo,
cuya edad, bien podría remontarse a
algunos cientos de años.
Como ya nos sucedió en la
anterior visita la sierra de la Cabrera, pese a su escaso desnivel encontramos en ella, el
suficiente atractivo, como para volver a recorrer sus caminos cualquier día de
estos.
Cancho del Águila.
Cancho de La Bola.
Collado del Alfrecho - Cancho Gordo.
Pico de La Miel.
Convento de San Antonio.
Ce sont de bien belles images, j'aime beaucoup cet univers !! félicitations !
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