Una visita a La Hiruela, es una estupenda excusa para compartir camino con la parienta.
Este bello pueblo, es un claro ejemplo de cómo hacer bien las cosas. Viendo, como su población disminuía a mediados de los 60, y abocado al olvido. Con un buen hacer por parte de sus habitantes y de la administración, han sabido recuperar sus casas de piedra y pizarra, así como los caminos por donde transitó su medio de vida a lo largo de los años. Haciéndolo atractivo para un turismo de masas y de manera sostenible; potenciando la belleza de este rincón serrano.
La Hiruela está situada al noroeste de la provincia de Madrid y próxima al hayedo de Montejo. La senda de los molinos comienza justo detrás de la iglesia del pueblo en el antiguo camino que llevaba a Cardoso, pueblo de la provincia de Guadalajara. Nuestro caminar transcurre entre un bosque de robles, que en esta época muestra los primeros colores otoñales. Pronto llegamos hasta el rio Jarama, que es el eje principal de la ruta y en su día fue una de las fuentes de ingresos de la población, pues en sus aguas estaban situados dos molinos. De uno de ellos solo veremos sus ruinas, el otro ha sido remodelado. Próximos a este lugar podremos ver las colmenas y el lugar donde en aquella época se hacia el carbón. Solo nos resta seguir el camino pasando por la pequeña ermita de la virgen de Lourdes, y pequeños huertos bien cultivados.
En la sierra del rincón,-1806- el molino se arrendaba al molinero y este se comprometía a llevar y traer el grano de los vecinos, maquilar de cada fanega medio celemín de trigo o centeno y pagar a la villa cada mes su rateo. Catorce fanegas de centeno y tres medias de trigo, que estas las a de dar para el día de letanías; con la condición de que a de hacer buena harina y de buena condición.
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